Palabras que gimen de recuerdo,
brisa triste bañada de olvido.
Nadie querrá mirar tus ojos
porque has muerto para siempre.
Soledad con ausencia de luceros,
tu jardín de lirios mecía el viento.
Suave escarcha de otoño
enfriaba tus manos dormidas.
Sube por el muro lentamente
el perfume de tu recuerdo mudo,
mientras sostiene mi corazón destrozado
a mi alma enlutada de agonía.
Dulce música de mi vida,
remanso de un río seco
dónde descansa una cruz rasgada,
ya sin vida tu ausencia nacida.
Graciela Fioretti/Jyosti
25/02/2012
**Obra registrada**
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