En la medida que fui viviendo,
arme con las decepciones y los fracasos,
un tapiz que dejé colgado
en un rincón de mi corazón derruido.
Tracé mil caminos
para llegar y obtener los logros,
que a veces, se me escurrieron
como el agua de un manantial virgen.
Necesité motivarme con las metas,
ellas alimentaron cada instante,
cada fibra del impulsivo ser,
dejándole libre albedrío al desenlace.
Y…como una pieza de ajedrez,
sobre el blanco y el negro del tablero,
sin opción de matices,
establecer el mejor movimiento.
Entonces, barajando mi existencia,
encontré el valioso lugar
donde nacen los sueños,
…allí…deposito mis mañanas.
Jyosti – Graciela Fioretti
27/03/2011
**Obra registrada**