
Sobre las arenas doradas,
de mi sentir más profundo,
voy dejando grabadas,
huellas de agradecimiento,
de una vida sin pausas.
Son las arenas del tiempo,
junto a las aguas tranquilas,
del mar de mis sentimientos,
que con su bella y blanca espuma,
enmarcan mi playa de sortilegios.
Hasta que las olas las borren
permanecerán allí labradas,
para recordar el nombre,
de quien me tendió la mano,
en el umbral del desamparo.
El tiempo mucho se lleva,
pero nunca la gratitud,
por ello muy dentro mío,
no dejo de nadar en este mar,
que en su orilla, me hace recordar.
Jyosti
29/11/2009