Mujer que camina delante de su sombra,
precede su andar como ave entre las nubes,
ofrece con sus ojos serenos y profundos
la mirada que reposa mansamente oculta.
Flor de otoño que sesga sin premura,
su vientre entre raíces de un árbol engarzado ,
mientras sus labios atrapan el alba prematura
su corazón late al compás de la vida de su fruto.
Es la mujer del hombre y de la vida,
que convertida en madre sueña con la luna
cuya luz no encuentra sus mejillas,
en el inmenso mar de su rostro sin cabida.
Entre mujer y madre reparte su existencia,
la forma de las cosas como agua cristalina,
desde el principio trazado de amapolas,
el destino brota en el campo de su vida.
Graciela Fioretti/Jyosti
19/05/2012
2 comentarios:
Sin las madres no existiría la humanidad. Somos las que generamos los frutos, las que portamos la esperanza y los ideales sin pedir nada a cambio, solo cariño y comprensión.
La belleza de tus palabras inunda este blog.
Un gran beso amiga.
Nonna, por el amor que le tengo a mi madre, este poema. Por la soledad que siento como madre, una lágrima... Gracias por tus palabras, nos estamos comunicando.
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