Se me va entre los dedos como agua,
tu ser, tus palabras, tu calma;
hacia su destino… va tu alma.
Y en la incertidumbre que ahoga,
el viento te lleva viajero del alba,
dulce suspirar que pronto huirá.
El reloj marcando sin prisa ni pausas,
robando el instante de cristal y sal,
como los capullos caen de las ramas
¡se cargan las horas de sombras nefastas!
Tiempo… ¡detente!
aquieta el momento,
para que no parta.
No sabré vivir sin su presencia,
entre las cosas marchitas,
con mi corazón lleno de llagas,
¡adiós para siempre!
no quiero esta frase… que quita el sosiego,
no quiero pensar… que pronto te irás.
Graciela Fioretti/Jyosti
03/06/2012
**Obra registrada**
2 comentarios:
Amiga, el tiempo es lo único que no podemos detener, llega y en un instante ya es pasado. Apenas nos da tiempo para vivirlo, para gozarlo. Lo gastamos pensando en cosas banales y cuando nos damos cuenta de que ya no vuelve a repetirse...queremos que retorne para poder hacer lo que ya es imposible.
Tu poema está lleno de desazón, de rabia por perder lo que tienes a tu lado... quisiéramos detener el tiempo.
Un beso y gracias por dejarme tener el placer de leerte.
Nonna, el tiempo no se detiene y traerá un par de ausencias. Un abrazo.
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