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Los libros son las alfombras mágicas de la imaginación. Jorge Luis Borges

domingo, 10 de junio de 2012

Padre adolescente (relato corto)



Tenían apenas diecisiete años y estaban abordados por la enorme sensación de que en su intenso amor prevalecía la supremacía de sus existencias.
Se veían a escondidas porque sus familias tenían una disputa ancestral y eran acérrimos enemigos. Pero ellos se amaban y estaban dispuestos a no develar su relación para que no los separaran.
Tanta pasión los envolvió sin tomar los recaudos establecidos, y antes de darse cuenta de la realidad, ella quedó embarazada. La noticia sería sumamente explosiva para sus padres. Se quedaron pensando sobre lo que debían hacer ante semejante acontecimiento. Pensaron en fugarse, pero no tenían dinero ni trabajo. Todavía no habían terminado los estudios secundarios. Deberían afrontar lo que viniera, se abrazaron, lloraron, y entre balbuceos incomprensibles trataron de hilar el destino de los tres. No estaban preparados para afrontar la crianza de un hijo.

Ella debió hablar con su madre sin develar el nombre del padre de su hijo. El secreto seguía latente hasta que llegó el día del parto. El niño era pequeño, tenía grandes ojos azulados y un cabello oscuro que apenas cubría la parte central de su cabecita. Decidida a no darlo en adopción, entre sus brazos temblorosos sostuvo a su hijito, y se quedó mirando a sus padres sin poder esbozar la verdad. Temía por el presente y mucho más por el futuro.
Al día siguiente, entró en la habitación el flamante padre adolescente, la abrazó, levantó con mucho temor a su niño, lo besó y lloró. No estaba preparado para afrontar la educación de un hijo. Pensó si encontraría un libro que pudiera leer al respecto, luego comprendió que su padre no había leído ningún libro, y aunque no era perfecto, él tampoco lo sería. Estaba convencido que el pilar principal era el amor que le pudiera dar a ambos y se sintió aliviado al cavilar que tenía mucho para darle a ambos.

Cuando le dieron el alta, una impensada sorpresa la colmó de alivio. Llamó inmediatamente a su amado y le dijo –No te preocupes más, ellos sabían sobre nuestra relación desde el comienzo, y sin desear que fuera madre tan joven, estaban esperanzados en terminar con esa absurda disputa entre familias. Ahora deberemos mantenernos más unidos que nunca –con voz quebrada por la emoción terminó la frase- debemos prometernos que nos amaremos por siempre.  

Graciela Fioretti / Jyosti
10/06/2012

**Obra registrada**


1 comentario:

Isabel Soriano dijo...

El amor consigue que muchas batallas lleguen a su fin. Esto se parece a Romeo y Julieta pero con final feliz. Precioso amiga.
besos

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