“He perdido la cuenta de los años sumergido entre la tiniebla de la cárcel, tan profundo es el frío de sus paredes que oprime mi ser y mis sentimientos hasta dejarlos devastados.
Quiero recordar, entre las sombras que me cubren cada noche, la frescura de tu rostro, tu piel con la suavidad del algodón y tus besos ¡cuánto extraño tus besos!, entre mis días y mis noches te sueño, aquí se confunde si has despertado en la vigilia, los sueños habitan dentro de los sueños.
El hecho de estar en prisión, me hace reflexionar, entre estos muros edifiqué mi propio hemisferio, ¿sabes para qué?, para habitarlo en soledad, sabiendo que no lo dejaré nunca.
Pienso, tengo mucho tiempo para pensar, mis heridas han curado, pero las que ocasioné no curarán jamás, porque fui un individuo poseído por una euforia mental tan poderosa, con el razonamiento colerizado que sin piedad alguna se llenó de muerte; no puedo cambiar lo que hice, lamento que ni el arrepentimiento me alcanza, quiero llorar y se me cierran los ojos… no hay lágrimas.
Por momentos, deseo vivir para verte una vez más, para encontrar en la profundidad de tus ojos el pasado, nuestro comienzo, nuestra pasión, pero sé que no deseas volver a verme. Sin tu perdón, ese que ya no llegará, me duermo sobre esta cama lapidaria.
Recuérdame siempre, te amé pero tomé el camino equivocado y ahora, en la condena de mis actos, espero el final.
En la víspera de San Valentín, le pedí al carcelero que me proporcionara papel y lápiz para escribirte esta carta; lleva el amor que jamás dejé de tenerte y un pedazo de mi alma, que tiene grabado tu nombre”.
Jyosti – Graciela Fioretti
06/02/2011
Quiero recordar, entre las sombras que me cubren cada noche, la frescura de tu rostro, tu piel con la suavidad del algodón y tus besos ¡cuánto extraño tus besos!, entre mis días y mis noches te sueño, aquí se confunde si has despertado en la vigilia, los sueños habitan dentro de los sueños.
El hecho de estar en prisión, me hace reflexionar, entre estos muros edifiqué mi propio hemisferio, ¿sabes para qué?, para habitarlo en soledad, sabiendo que no lo dejaré nunca.
Pienso, tengo mucho tiempo para pensar, mis heridas han curado, pero las que ocasioné no curarán jamás, porque fui un individuo poseído por una euforia mental tan poderosa, con el razonamiento colerizado que sin piedad alguna se llenó de muerte; no puedo cambiar lo que hice, lamento que ni el arrepentimiento me alcanza, quiero llorar y se me cierran los ojos… no hay lágrimas.
Por momentos, deseo vivir para verte una vez más, para encontrar en la profundidad de tus ojos el pasado, nuestro comienzo, nuestra pasión, pero sé que no deseas volver a verme. Sin tu perdón, ese que ya no llegará, me duermo sobre esta cama lapidaria.
Recuérdame siempre, te amé pero tomé el camino equivocado y ahora, en la condena de mis actos, espero el final.
En la víspera de San Valentín, le pedí al carcelero que me proporcionara papel y lápiz para escribirte esta carta; lleva el amor que jamás dejé de tenerte y un pedazo de mi alma, que tiene grabado tu nombre”.
Jyosti – Graciela Fioretti
06/02/2011
** Obra registrada**
1 comentario:
Amiga, no sé cómo lo haces, pero te pones en la piel de cada personaje con una maestría excelente. esas cartas reflejan en verdad todo el sentir de la persona que las envía. Un beso.
Publicar un comentario