“Hoy es nuestro primer día de San Valentín, te regalo una rosa, imagina que soy yo con las espinas del secreto que tengo amarrado en mi cuerpo.
Te amo de una manera diferente, mi mente no soporta la opresión de ocultarte algo tan importante, aunque la consecuencia me llena de angustia, debo hablarte sobre lo que callé desde que lo supe.
Encontrarte fue algo impensado, cuando estuve frente a ti mi corazón comenzó a tocar una melodía diferente, estaba feliz por haberte recuperado, entonces supe espontáneamente que te amaba. Al conocernos sentimos que un halo de energía nos había atrapado y en la eternidad de una mirada profunda, serena y llena de recuerdos, nuestros corazones se habían reencontrado. Creí en Cupido, ese momento lo llevo atrapado como hiedra, con tanto razonamiento, en ese instante me aferré, por no tener respuestas, a una mágica creencia.
Te conocí devastado, entregado a la sórdida soledad, negándote a la posibilidad de permitirte nuevamente enamorarte, logré que me descubrieras y dejaras la prisión de tu dolor.
Desde entonces nos hemos entregado como la tierra a la lluvia, amantes perdidos en un tiempo que se fundió en un sueño perpetuo y ahora se hunde en arenas movedizas. Sé que sobreviviremos, porque entenderás que callar, no fue mentirte.
La gran cicatriz en mi pecho, de la que nunca quise hablar, esa de un pasado tan lejano y a la vez latente, me dio otra oportunidad y con ella la posibilidad de que volvieras, mi nuevo corazón te necesitaba.
Perdóname por no decirlo antes, lo supe después de conocerte…en mi pecho late dándome vida, el corazón de quien fue tu amada.”
Jyosti – Graciela Fioretti
12/02/2011
Te amo de una manera diferente, mi mente no soporta la opresión de ocultarte algo tan importante, aunque la consecuencia me llena de angustia, debo hablarte sobre lo que callé desde que lo supe.
Encontrarte fue algo impensado, cuando estuve frente a ti mi corazón comenzó a tocar una melodía diferente, estaba feliz por haberte recuperado, entonces supe espontáneamente que te amaba. Al conocernos sentimos que un halo de energía nos había atrapado y en la eternidad de una mirada profunda, serena y llena de recuerdos, nuestros corazones se habían reencontrado. Creí en Cupido, ese momento lo llevo atrapado como hiedra, con tanto razonamiento, en ese instante me aferré, por no tener respuestas, a una mágica creencia.
Te conocí devastado, entregado a la sórdida soledad, negándote a la posibilidad de permitirte nuevamente enamorarte, logré que me descubrieras y dejaras la prisión de tu dolor.
Desde entonces nos hemos entregado como la tierra a la lluvia, amantes perdidos en un tiempo que se fundió en un sueño perpetuo y ahora se hunde en arenas movedizas. Sé que sobreviviremos, porque entenderás que callar, no fue mentirte.
La gran cicatriz en mi pecho, de la que nunca quise hablar, esa de un pasado tan lejano y a la vez latente, me dio otra oportunidad y con ella la posibilidad de que volvieras, mi nuevo corazón te necesitaba.
Perdóname por no decirlo antes, lo supe después de conocerte…en mi pecho late dándome vida, el corazón de quien fue tu amada.”
Jyosti – Graciela Fioretti
12/02/2011
**Dedico este poema a los donantes de órganos**
**Obra registrada**
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