Una persona a paso lento,
cruza una calle cualquiera.
Los años atrapados en su cuerpo,
denotan el paso del tiempo.
Los jóvenes que no tienen respeto,
despectivamente lo llama… viejo.
Atropellado sin ninguna impunidad,
su cuerpo rota sobre su propia cadera,
entre el dolor que se funde en un instante,
es avasallado por palabras necias.
¿Quién tiene el poder de insultar?
cuando impunemente es el vil victimario,
y entre frases elevadas en su tono,
intenta redimirse de un acto inhumano.
Como si la vejez fuera exclusiva de unos pocos;
para los que son faltos de entendimiento,
ella les llegará también, a paso lento,
y se instalará en quien hoy se cree perpetuo.
Testigo de un brutal acto de desprecio,
hacia la senectud que merece respeto,
por la experiencia acopiada sin precio.
Hoy mis palabras se funden en versos,
para que todos los jóvenes conciban,
que un día….también serán viejos.
Jyosti
25/12/2009
cruza una calle cualquiera.
Los años atrapados en su cuerpo,
denotan el paso del tiempo.
Los jóvenes que no tienen respeto,
despectivamente lo llama… viejo.
Atropellado sin ninguna impunidad,
su cuerpo rota sobre su propia cadera,
entre el dolor que se funde en un instante,
es avasallado por palabras necias.
¿Quién tiene el poder de insultar?
cuando impunemente es el vil victimario,
y entre frases elevadas en su tono,
intenta redimirse de un acto inhumano.
Como si la vejez fuera exclusiva de unos pocos;
para los que son faltos de entendimiento,
ella les llegará también, a paso lento,
y se instalará en quien hoy se cree perpetuo.
Testigo de un brutal acto de desprecio,
hacia la senectud que merece respeto,
por la experiencia acopiada sin precio.
Hoy mis palabras se funden en versos,
para que todos los jóvenes conciban,
que un día….también serán viejos.
Jyosti
25/12/2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario