Sobre las arenas legendarias
y doradas,
de un Egipto atiborrado
de historia,
sus pies sintieron el
calor interminable,
como abrazo fulgurante
sin memoria.
Impecable crepúsculo
en esplendores,
chisporroteando rayos
rojos por doquier,
suaves remolinos de hogueras;
esperando la fresca noche,
se fugaba el atardecer.
Apacible lejanía,
aguas dormidas,
humedad como ciega
travesura,
rezando la soledad los
fue cubriendo,
el instante se
perpetuó sin prisa,
las estrellas como
guirnaldas los vistieron;
sin permiso el amor,
soltó su vuelo.
Graciela
Fioretti/Jyosti
20/08/2012
**Obra registrada**
**Este atardecer fue captado en Egipto**
1 comentario:
A través de tu poema me he dado un paseo por el enigmático Egipto.
La imagen elegida representa su calidez y esplendor.
Un beso amiga, siempre tan creativa en tus poesías.
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