No hubo últimas palabras,
con el sutil hálito de aire fresco,
no vibraron las cuerdas vocales.
Los labios quedaron sin humedad,
con un cuerpo como arena del desierto.
Un oasis derrapando de dolor,
todo yerto, ha quedado el corazón.
No hay adiós que amerite
la situación surgente.
Las miradas se quedaron
perdidas en el océano,
dentro del mismo sentimiento.
Entonces, los vientos cesaron,
sin ninguna brisa, el amor ha muerto.
El motor de la pasión se detuvo,
la calidez del abrazo…congelado.
Sin caricias no se prende el fuego,
que puede alimentar al frugal deseo,
de una triste realidad encaramada.
Imposible es regresar por las huellas,
que marcaron el amor y la entrega.
Instaurada sin permiso al retroceso,
las manos se sueltan sutilmente.
Los ríos de lágrimas están secos,
no pueden humedecer el momento.
Mientras el alma se evapora con el sol,
la pasión se esconde con la luna.
Decisiones que en silencio…abruman.
Jyosti
08/05/2010
con el sutil hálito de aire fresco,
no vibraron las cuerdas vocales.
Los labios quedaron sin humedad,
con un cuerpo como arena del desierto.
Un oasis derrapando de dolor,
todo yerto, ha quedado el corazón.
No hay adiós que amerite
la situación surgente.
Las miradas se quedaron
perdidas en el océano,
dentro del mismo sentimiento.
Entonces, los vientos cesaron,
sin ninguna brisa, el amor ha muerto.
El motor de la pasión se detuvo,
la calidez del abrazo…congelado.
Sin caricias no se prende el fuego,
que puede alimentar al frugal deseo,
de una triste realidad encaramada.
Imposible es regresar por las huellas,
que marcaron el amor y la entrega.
Instaurada sin permiso al retroceso,
las manos se sueltan sutilmente.
Los ríos de lágrimas están secos,
no pueden humedecer el momento.
Mientras el alma se evapora con el sol,
la pasión se esconde con la luna.
Decisiones que en silencio…abruman.
Jyosti
08/05/2010
**Quedan reservados los derechos de autor. Obra registrada**
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