El Diario de una víctima

 

¡Qué difícil fue enfrentar a ese hombre, casi perfecto y completamente enamorado!

A partir del “sí quiero” que dio en el altar, ella comenzó a llevar un Diario. Si algo le pasaba, su madre sabía de la existencia de este y dónde lo guardaba.

  Se hacía tan difícil sospechar de esa persona que amaba y que la colmada de afecto, que pudiera ser responsable de tan atroz ataque a su pareja del pasado, pero algunas pistas conducían a sospechas, ya que, decía que sus padres lo habían abandonado en un orfanato y que una pareja lo adoptó, pero hacía un par de años habían tenido un accidente fatal. Por eso no tenía familia y decidió mudarse para comenzar una nueva vida.

  Era imposible no creerle, poseía todas las condiciones de un gran farsante y el poder de convicción.

  Apenas un mes de convivencia, y un olvido de ella le hizo ganarse las palabras, “eres una idiota”. A la semana siguiente sumergidos en la intimidad del amor, la obligó a realizar actos no deseados por ella. Y todo continuó. Los días pasaron; ya no era el mismo hombre del que se había enamorado, se exaltaba con facilidad y siempre estaba a la defensiva. Poco a poco pasó de un zamarreo a un cachetazo, y hasta tirarla al piso y patearla porque sospechaba que ella tenía un romance. Se disgustaba si la comida no era lo que deseaba.

El cotidiano se volvió taciturno. Ella no dejaba de escribir cada uno de estos maltratos verbales y corporales.

   Cansada, planeó una escapatoria, pero todo salió mal.

   Su madre encontró y abrazó el Diario, que pasó a ser el Diario de una víctima del abuso sin límites. Tenía las pruebas suficientes para que se hiciera justicia.

Graciela Fioretti

07/04/2013