El pueblo era pequeño.
Daba la sensación de que el tiempo se había detenido en él.
Los más jóvenes se
iban a estudiar a la ciudad y todos esperaban
la Navidad con muchas ansias para que, con la visita de ellos, el lugar
se llenara de corazones inquietos.
Muchas costumbres continuaban
enraizadas en sus habitantes. Cada
familia tenía un Arbolito en su hogar que adornaba siempre de la misma manera.
Todo comenzaba el 8 de
Diciembre con el armado del Árbol de Navidad que estaba en la plaza, y
culminaba el 24 de Diciembre. Cada uno dejaba en el árbol algo más importante
que un adorno, escribían en un trozo de papel mágico un deseo, luego lo colgaban
en la rama que consideraban la más adecuada según la intensidad del mismo.
Esta tradición se
había transformado en lo más llamativo del lugar. Personas de otros pueblitos y
casas cercanas llegaban hasta allí para dejar su deseo en él.
Lo llamativo era que
los deseos no se repetían, aunque fuera imposible de imaginar que esto
sucediera, realmente la lista era infinita.
En la víspera de
Navidad, todos se reunían en la plaza alrededor del árbol y esperaban las
campanadas de la medianoche frente a las luces que cegaban los deseos, mientras
la Nochebuena hacía que el primero se soltara y bajara planeando hasta poder
ser alcanzado por alguno de los observadores. Ese deseo, encabezaba la
secuencia mientras los otros iban cayendo de manera armoniosa danzando junto a
una brisa completamente mágica. Nadie debía leerlo en voz alta, simplemente lo doblaba y guardaba cerca del corazón.
Jamás han podido
explicar lo que sucede durante esa noche, muchos especularon que la ubicación
del árbol en un lugar cercano a cuatro esquinas era alcanzado por la brisa que uno
a uno bajaba los deseo, otros le atribuían a las fuertes campanadas una
vibración que hacía soltarlos planeando hasta llegar al nivel del suelo, pero
nadie escapaba al secreto del papel mágico en el que estaban escritos. Era un
papel especial, totalmente ancestral, que nunca se terminaba, y estaba
celosamente guardado en una caja que permanecía todo el año en la Iglesia.
Este año no será
diferente, y aunque muchos ya no están en ese pueblo, otros tantos llegarán para
presenciar, una vez más, la magia de la Navidad frente el Árbol de los deseos.
Graciela
Fioretti/Jyosti
23/12/2012
**Todos los derechos reservados**
2 comentarios:
Un hecho milagroso. Una leyenda que bien podría ser realidad.
Un hermoso mensaje para este día de Navidad.
Realmente precioso.
Un abrazo amiga y felicidades, que se cumplan todos tus deseos.
Preciosa composición. Te deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de alegrías junto a tus seres queridos. Leovi.
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