La ceremonia recién comenzaba,
el féretro en el altar esperaba
que el último adiós, le diera calma.
El sacerdote comenzó a esbozar
el sermón dedicado al difunto,
las lágrimas empezaban a brotar.
En el instante de la reflexión,
las miradas oblicuas hacia el piso
denotaban la despedida sin aviso.
La voz hizo eco de frases esperadas,
los dolientes con negruzcas ropas,
aguardaban las últimas palabras.
Concluyendo sin ninguna prisa,
un minuto de silencio hizo falta,
para rezar por la vida truncada.
Entre el frío de la brisa invernal
y las lápidas del cementerio
hacia la fosa se acercaba el féretro.
Un puñado de tierra y una flor,
ceremonia para el ser sepultado,
la congoja desgarraba al recuerdo.
Jyosti – Graciela Fioretti
15/09/2010
**Reservados los derechos de autor. Obra registrada**
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